Imposible
de olvidar
Cuando finalmente, después de
haber mirado el techo por diez minutos, me levanté. Mi mamá entró a la pieza
para alcanzarme el uniforme del colegio y vio que estaba
despierto. Me vestí. A la hora de desayunar mamá me notó nervioso y preguntó
por qué lo estaba, respondí con voz tímida que tenía la prueba de fin de curso.
Ella
me retó porque le había dicho que no debía estudiar ni hacer deberes…
Eran las 7:45hs. entro al colegio a las 8:00hs. Así que me fui muy triste, me quedaban cinco cuadras.
Eran las 7:45hs. entro al colegio a las 8:00hs. Así que me fui muy triste, me quedaban cinco cuadras.
Llegué
a las ocho en punto, todavía faltaba una hora y media para el examen.
Era en
la clase de matemática cuando vino la directora a avisarnos que después del
recreo de las 9:00hs. fuéramos al aula 18.
Sonó el timbre del recreo, salí
al patio y mi amigo Manu, vino hacia mi, y preguntó:
-¿Estudiaste?
-¿Estudiaste?
-No. Respondí.
Manu se fue a jugar. Escuché el timbre de
finalización, y todos fueron al aula 18. El examen se pasó muy
rápido, pero, como mi apellido comienza con O, fui uno de los últimos
Luego del examen
llegué a casa, mamá me esperaba con un rico plato de puré con salchichas. Ella
me preguntó como me había ido, y yo, con una triste voz, conteste:
- Mal…‘’Estoy
aplazado’’ dije después de unos minutos.
A
partir de ese día, siempre dije la verdad e hice deberes como
correspondía. Esa vez, ese día, fue algo
imposible de olvidar…
Julieta Viliguer
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